“Que ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros… ” (Hechos 15:28).
En la primera carta de Pablo a la Iglesia en Efeso, está escrito: “Y á unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero doctores; luego facultades; luego dones de sanidades, ayudas, gobernaciones, géneros de lenguas” (1 Corintios 12:28). Dios, en Su infinita sabiduría, ha proporcionado un modelo bíblico para el gobierno en la Iglesia.
La Naturaleza de la Teocracia Biblica
El gobierno de La Iglesia de Dios fluye en y por medio de Jesucristo. Jesús, el Hijo de Dios, es el fundador de la Iglesia y creador de sus leyes y de su gobierno. Los escritos de Mateo registra: “Mas yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). “Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual ganó por su sangre” (Hechos 20:28).
La Iglesia es el lugar donde Dios gobierna. Por lo tanto, la Iglesia debe estar sujeta a Él en todo. La Iglesia es el gobierno de Dios. “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6).
Aunque el término actual “teocracia” no aparece en las Escrituras, el principio de la teocracia se encuentra tanto en la Iglesia en el desierto como en la Iglesia en el Nuevo Testamento. La realización final del gobierno por Dios en el Milenio ilustra la totalidad del gobierno de Dios. El término “teocracia” fue probablemente utilizado por primera vez por el historiador Judío Josefo, al referirse al gobierno de Dios en oposición a las otras formas de gobierno. Su significado básico viene de las palabras griegas, teos para Dios y krátos para poder. El poder para gobernar yace en Dios; por lo tanto, el significado fundamental de la teocracia es “Dios Gobierna.” La teocracia no es el gobierno de una sola persona, no por unas cuantas personas, ni de una clase privilegiada de personas, tampoco por la mayoría de las personas; más bien, sino que es un gobierno bajo la directa autoridad de Dios.
De acuerdo con las Escrituras, la verdadera teocracia opera bajo tres verdades fundamentales. El punto esencial de la verdadera teocracia se encuentra en la ley dada por Dios, un gobierno bajo la dirección de Dios, y la disposición de las personas para someterse a Dios. La verdadera teocracia no puede funcionar ni lo hará a menos que, los tres principios sean prominentes en la práctica del gobierno teocrático. Estos tres principios fundamentales de la teocracia no solamente son bíblicos, sino que también son sostenidos por la Asamblea General de La Iglesia de Dios.
Jesucristo: La Cabeza de la Iglesia
La Iglesia de Dios reconoce que Jesucristo es y siempre deberá ser la máxima autoridad dentro de La Iglesia de Dios bajo una teocracia pura. Para que la Iglesia pueda obrar bajo un gobierno teocrático, Dios debe regir sobre la Iglesia. Mientras Jesús estuvo en la tierra, Él habló las palabras de Su Padre, “Porque yo no he hablado de mí mismo; mas el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar” (Juan 12:49).
Jesús simplemente está diciendo aquí que lo que Él dijo es lo que el Padre le dio para decir. En Su ministerio terrenal, mientras Jesús regía a la Iglesia, Dios también regía a la Iglesia.
Sin embargo, una vez que Jesús terminó Su ministerio terrenal, Él fue al padre. El Espíritu Santo pasó a ser el agente de autoridad sobre la Iglesia “Pero cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir” (Juan 16:13). El Espíritu recibe de Cristo y lo revela a la Iglesia. Una vez más, esto simplemente significa que Cristo es la Cabeza de la Iglesia, y la Palabra de Dios es la base del gobierno de Dios.
La decimoquinta Asamblea, en 1920, declaró oficialmente lo siguiente: “Reconocemos a Cristo como la Cabeza de la Iglesia y el gobernador Supremo. Él nos habla por medio del Espíritu Santo, y, nosotros aclaramos todas las preguntas o discordias por medio de la Palabra de Dios, y como parezca bien al Espíritu Santo y a nosotros”. La Palabra de Dios, por medio del ministerio del Espíritu Santo, interpretada por la Asamblea General, es la voz suprema de autoridad en La Iglesia de Dios. Una de las primeras decisiones de la Asamblea General fue “No nos consideramos un cuerpo legislativo o ejecutivo, sino solamente judicial”.
The Role of The General Assembly
The General Assembly is not a legislative or executive body, but judicial only. Since the Assembly is the highest tribunal of authority for the interpretation of the Scriptures, its purpose is to search the Scriptures for additional light and knowledge of the Church, to give prayerful consideration to all necessary business matters, and to recommend practices relative to the administration of the Church’s commission. It must strive to keep everything in harmony with The Word of God.
The perfect rule of God is ascertained as the General Assembly perfectly interprets the Word of God. The scriptural basis for the General Assembly is found in the practices of God’s people in the Bible, especially, as recorded in the fifteenth chapter of Acts. The council at Jerusalem, which occurred around 50 A.D. has set the pattern for ages to come. The book of Acts gives strong evidence for a central authority in church government.
The delegates of the General Assembly, who have been entrusted with the noble task to search out and apply the laws of the glorious government, consist of the General Overseer and all the members of The Church of God in attendance from around the world. Only male members who are in good standing have an actual voice in decision-making procedures of the Church; however, all members are encouraged to attend and assist the Church as the proper interpretation of the Scripture is sought.
To be chosen to participate in the Divine government of God is one of the highest honors conferred upon man, and it should be approached with all seriousness, because the decisions will affect all the Church worldwide. For pure theocracy to be in operation, the government of The Church of God must be held by men of highest spiritual quality.
Puede encontrar información adicional sobre el propósito y la autoridad de la Asamblea General en nuestro centro de recursos.
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