8 de abril de 2025 • Donald & Marsha Estep
Supervisor Nacional y su Esposa Viajan a Filipinas

El 18 de enero de 2025, mi esposa Marsha y yo emprendimos nuestro primer viaje misionero internacional juntos. Aunque he viajado regularmente a Filipinas desde 2019, ésta fue la primera vez que ella pudo acompañarme. Fue una bendición tenerla para acompañarme y trabajar juntos por el Señor en Filipinas. Nuestro viaje duró nueve días y visitamos tres iglesias locales.
Tras un día de descanso en Manila, nos levantamos a las 3 de la mañana para viajar en avión a la provincia de Aclán, aterrizando en la ciudad de Calivo, en una isla a unos 320 kilómetros al sur. Allí visitamos la congregación de Dongón Este, Numancia. Esta fue la primera de nuestras iglesias en Filipinas a principios de la década de 1960. El edificio aún conserva las bancas originales construidas en ese momento, y un hermoso mural pintado a mano de los Campos del Bosque que está en la pared detrás del viejo púlpito. Es un lugar encantador con gente encantadora. El pastor John Ballenas y su congregación nos trataron como familia. Se preocuparon especialmente por satisfacer todas nuestras necesidades. ¡La hospitalidad filipina es de las mejores del mundo! Tuvimos la bendición de visitar varios hogares y disfrutar de la camaradería y la deliciosa comida con nuestros hermanos y hermanas. También celebramos dos servicios religiosos llenos del Espíritu. ¡Un agradecimiento especial al pastor John y a la hermosa gente de la iglesia de Dongón!
Desde allí, regresamos a Manila para un breve descanso antes de viajar con el hermano Gerson Sallo a la ciudad de Calambá, Laguna, para visitar la iglesia allí. La iglesia de la ciudad de Calambá es una de las dos iglesias que establecimos en mi visita a Filipinas en enero/febrero de 2024. Fuimos recibidos por el pastor Nixon Gregorio y miembros de su hermosa familia. Después de una tarde de dulce compañerismo y muchas risas, disfrutamos de otro excelente servicio con la familia de la iglesia local. Aunque era el primer viaje de la hermana Estep, era como si estuviera con viejas amigas cuando ella y las hermanas conversaban y reían. Así era dondequiera que íbamos. Fue un día maravilloso, y nos dio pena irnos, pero aún teníamos mucho trabajo por hacer, así que regresamos a Manila.
El viernes pasamos parte del día visitando un lugar y amigos que conocí cuando viví allí con mi familia a finales de los 80, mientras mi padre, Donald Estep, era el Supervisor Nacional. Las viejas amistades seguían siendo dulces después de tantos años, y me dio mucha alegría presentarles a mi esposa a tan buenos viejos amigos. ¡Dios es bueno!
Esa tarde, asistimos a un servicio especial de oración con los miembros y amigos de La Iglesia de Dios en Montalbán, Rizal, un área en las afueras de Gran Manila. Esta congregación se estableció en enero de 2024 durante mi viaje a la zona. Su labor comenzó un tiempo antes, con solo dos familias. Desde entonces, se ha convertido en una iglesia prospera con 35 familias. ¡A Dios sea la gloria! El pastor Melchor Itang y la congregación nos recibieron para un tiempo de adoración y oración, seguido de refrigerios y más compañerismo. El Espíritu de Dios se había movido poderosamente durante el servicio, y todos estaban muy emocionados de pasar un rato junto. Una vez más, hubo testimonios compartidos, muchas preguntas y momentos de risas, donde sentimos el fuerte vínculo familiar. Al día siguiente, visitamos dos lugares donde la iglesia local ministra a los niños del vecindario cada fin de semana. Cada grupo estaba compuesto por al menos 50 personas, con niños hermosos y felices aprendiendo acerca del amor de Dios. ¡Los jóvenes a cargo de este ministerio están ungidos y decididos a ganar a tantos como sea posible para Cristo! Fuimos recibidos por los niños y pasamos un rato maravilloso con ellos.
El último día de nuestro viaje, asistimos al servicio del primer aniversario de la iglesia Montalbán, que se celebró un año y un día después de que yo hubiera estado en el garaje del hermano Gerson y hubiera organizado la iglesia. Fue un servicio hermoso con casi 100 personas de todas las edades presentes. Dios obró poderosamente en el servicio, y todos se marcharon inspirados para continuar la obra.
Visitamos tres iglesias, siete casas y asistimos a siete servicios religiosos en este viaje. Prediqué cuatro sermones, la hermana Estep compartió testimonios, presentamos cinco nuevas licencias de evangelistas, tres certificados de maestro laico y tres certificados de ministros laicos, y celebramos una reunión de Comité Nacional (Síndicos). La hermana Estep fue una verdadera luchadora, permaneció a mi lado a través de cientos de millas en aviones, viajes en barco, Uber, triciclos, camionetas y autobuses, sonriendo y amando cada minuto. Ella se enamoró del pueblo filipino, y ellos se enamoraron de ella. Disfrutamos de muchos bocadillos y comidas con extraordinaria hospitalidad y amor. La gente nos trató como familia y los extrañamos profundamente desde el momento en que nos fuimos. Los apretones de manos, los abrazos y las sonrisas fueron profundamente sinceros y genuinos. Este fue un viaje que nos cambió la vida, y espero que sea el primero de muchos para nosotros dos juntos. ¡El pueblo filipino es un pueblo vibrante y feliz que tiene un gran celo por servir a Dios! Por favor oren por nuestra gente allí, y si se siente inspirado a ayudar de alguna manera, no duden en contactarme. Hay muchas necesidades y puedo ayudarle a encontrar la manera de participar. ¡Qué Dios bendiga a La Iglesia de Dios en Filipinas!



























