Desobedecer la Ley de Dios
¿Qué es el pecado?

¿Qué es el pecado?

Desde que Adán pecó en el Jardín del Edén, el pecado ha sido la caída del hombre. El pecado se define en la Palabra de Dios como “Toda maldad” (1 Jn. 5:17), “transgresión de la ley” de Dios (1 Juan 3:4) y “todo lo que no es de fe” (Ro. 14:23). Además, el no hacer lo que sabemos que debemos hacer se denomina pecado en Santiago 4:17. 

El castigo por el pecado es la muerte, tanto física como espiritual. “Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro. 6:23). “Y la concupiscencia, después que ha concebido, pare el pecado: y el pecado, siendo cumplido, engendra muerte” (Stg. 1:15). “Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás” (Gn. 2:17). “El alma que pecare, esa morirá…” (Ez. 18:20). La muerte espiritual que uno debe sufrir es la separación eterna de Dios en el lago de fuego. “Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no fué hallado escrito en el libro de la vida, fué lanzado en el lago de fuego” (Ap. 20:14, 15). 

“Por cuanto todos pecaron, y están distituídos de la gloria de Dios” (Ro. 3:23). Debido al hecho de que toda la humanidad es descendiente de Adán, cada ser humano ha heredado de él la naturaleza pecaminosa. Todos estamos condenados a la muerte eterna como resultado de nuestros pecados a menos que aceptemos la muerte sustitutiva de Cristo. Jesús vino “… para deshacimiento del pecado se presentó por el sacrificio de sí mismo” (He. 9:26). Cuando venimos a Él, alcanzamos el estado de estar libres del pecado. 

1 Juan 3:9 dice: “Cualquiera que es nacido de Dios, no hace pecado…” porque la sangre de Cristo “… nos limpia de todo pecado” (1 Jn. 1:7). Contrariamente a la creencia errónea, no existe tal cosa como un “cristiano pecador”. Si somos cristianos, no somos pecadores, y si somos pecadores, no somos cristianos. La Palabra de Dios es enfática en que una persona no puede ser ambas cosas a la vez. Ser pecador significa cometer pecado. “El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo [que es el pecado]” (1 Jn. 3:8). El versículo diez del mismo capítulo nos dice cómo podemos distinguir a un pecador de un cristiano. Mateo 7:16 declara además: “Por sus frutos los conoceréis…”. Juan concluye: “… cualquiera que es nacido de Dios, no peca…” (1 Jn. 5:18). 

Esto no implica que una persona no pueda pecar cuando nace de Dios; más bien, muestra que no peca cuando nace de Dios. Una persona es capaz de pecar nuevamente después de la conversión al ceder a la tentación y ser atraída por sus propias concupiscencias. La persona cae de su estado de nacido de nuevo y una vez más está sujeta al castigo del pecado igual que antes según Santiago 1:14, 15. Para evitar que esto suceda, una persona debe continuar en Cristo. 

Si continuamos en Cristo, entonces cuando Él aparezca por segunda vez, “… sin pecado, será visto de los que le esperan para salud” (He. 9:28), “… seremos semejantes á él, porque le veremos como él es” (1 Jn. 3:2). Solo entonces podemos escucharlo decir: “… Bien, buen siervo y fiel…” (Mt. 25:21).